Alta Montaña

Exhibición virtual, website oficial, año 2006

“Alta Montaña”

Por: Raúl Yépez Collantes

Estas imágenes forman parte de una publicación de fotografías de alta montaña que no tuvo la suerte de salir a la luz cuando hubiese sido oportuno, hace algunos años atrás. Los períodos de florecimiento casi siempre son propiedad del destino, pero en todo caso, la semilla está latente en el universo de las posibilidades…

Quizá sea la alta montaña el lugar en donde más cómodo me siento. Cada vez que vuelvo en pos de una nueva cumbre exclamo para mis adentros: este es mi mundo…! Es aquí en donde he debido experimentar las situaciones más emotivas de mi vida. Desde largos trechos de inmensa soledad hasta cerrados instantes de emoción compartida. Aquí en donde más de una vez saboreé, tanto el dulce néctar de la gloria como el lento devenir de la derrota. Ha sido aquí, en la montaña, donde recibí el pago generoso del esfuerzo y alcancé a entender el justo acontecer de la existencia.

Estuve por primera vez en la cima del volcán Cotopaxi cuando tenía apenas 15 años de edad y desde ahí, escalar montañas se convirtió en la más obsesiva de mis pasiones. Ávido por explorar y conquistar cada vez más cumbres, formé parte, dirigí, formé, organicé cuanta expedición sea posible para viajar dentro y fuera del Ecuador en pos de nuevos objetivos. Pude, en compañía de entrañables amigos montañeros, sentar precedentes en la historia del montañismo nacional, abriendo nuevas rutas, y haciendo primeras escaladas nacionales, hazañas que en su momento, fueron generosamente reconocidas por las instituciones del deporte provincial y nacional. Contribuí también desde la dirigencia y representación, formando la escuela provincial de alta montaña EPAM, de la que fui su director e instructor por varios años. Una vez que decidí optar, al menos temporalmente, por la actividad de guía profesional, impulsé la Asociación Ecuatoriana de Guías de Alta Montaña ASEGUIM, de la cual fui su presidente por dos períodos consecutivos.

Suena fantástico, pero de todo esto, nadie que no sea yo mismo, tiene el menor recuerdo… Pero en fin, al parecer quedaron bases firmes y caminos trazados para que hoy en día, toda esa labor rinda frutos. En cuanto al presente, tengo que admitir avergonzado que voy al monte esporádicamente. Eso no deja de inquietarme, aunque también reconozca que mientras los pasos se apaciguan, la sapiencia se incrementa. La montaña está ahí hemos dicho siempre y volvemos al templo de la vida cada instante de la propia vida…

Yepo-julio 2015.